El festival de cine de montaña más importante del mundo está pronto a proyectarse en Argentina. Ya lleva 23 años en nuestro país, y si no te apurás a comprar tus tickets, seguro te quedes afuera. Es que cada año es un éxito de convocatoria. Por eso, preparamos este informe en el que te contamos cómo empezó todo, en un pequeño pueblo de Canadá, hace casi cincuenta años.
Escribe Guille Gallishaw. Fuentes: Jillian Amatt, John Amatt y revista Aventura.
La historia es más o menos así. En la década del ‘70, John Amatt (foto arriba) trabajaba para el Banff Centre, el área de educación del Parque Nacional Banff, en Canadá. Y le habían encargado crear una escuela específicamente de educación ambiental. Y, a su vez, era el responsable del Club Alpino de Banff (¿o debería llamarse Club Andino?). Este doble rol lo terminaría empujando a crear el festival de cine de montaña más importante del planeta. Pero eso es adelantarse en la historia.
John había nacido en Inglaterra. Su padre era banquero, y su madre, ama de casa. Según él mismo cuenta, tenía una vida sin riesgos. Cada vez que necesitaba algo, ahí estaba su mamá para resolverle la cuestión. Tanto era así que un día estaban de vacaciones. Él tendría siete u ocho años. Toda la familia había salido a dar un paseo y quería volver al hotel, pero no encontraba el camino. El padre frenó el auto y le dijo al pequeño John que le preguntara a un señor cómo volver al hotel. “Le dije que no. Que no me iba a bajar del auto a hablar con un extraño”, cuenta Amatt. Dice que le tenía terror a enfrentar cosas que le dieran miedo. Muchos años después, ya viviendo en Canadá, fue logrando resolver ese trauma. De hecho, se convirtió en uno de los escaladores más destacados de ese país, completando múltiples expediciones por todo el mundo (incluida la primera ascensión íntegramente canadiense al Everest). En 1966 formó parte del equipo de producción de la película The Magnificent Mountain, en la que se cuenta un ascenso al Alpamayo (Perú). Al año siguiente, la peli participó del Festival de Trento (Italia), en el que ganó como mejor film. Aunque en el momento John no se dio cuenta, esa fue la semilla. Más tarde fue madurando la idea de que debería haber un festival de cine de montaña en América del Norte. Es más, decía que debería ser en octubre, al final de la temporada de escalada, y cuando aún no comenzaban la skiing season en las Canadian Rockies.
Masculló esa idea durante casi diez años, la compartió con sus amigos Chic Scott y Evelyn Moorehouse, y en 1976 reunieron seis películas de escalada de Francia, Estados Unidos, Alemania e Inglaterra. Reservó una sala del Banff Centre para 250 personas (era la Margaret Greenham Theatre), puso avisos por la zona y el 31 de agosto esperó a que llegara la gente al Banff Festival of Mountaineering Films (así lo llamaron originalmente). Pero ese día hubo un problema: sacó mal las cuentas. Una hora antes de abrir las puertas, ya había 500 personas esperando para entrar. Así fue que se trasladaron a una sala más grande (la Eric Harvie Theatre), llevando el pesado proyector de 16mm. Fue un éxito. Todo lo habían hecho a pulmón, sin financiamiento. Entonces, al final de la función, pasaron la gorra y juntaron 250 dólares. El encargado de la tarea había sido su padre, que había venido de Inglaterra. Como él era banquero, le confiaron la tarea de juntar la plata. Pero más allá de la anécdota, la clave fue que esa misma noche, Amatt y sus compañeros del festival instaron a la audiencia a que hicieran sus propias películas para el año siguiente, pidiéndoles que se enfocaran en el cuidado del ambiente y en la cultura de montaña. Y la mecha prendió enseguida. Diez años después pasó a llamarse como lo conocemos ahora: Banff Mountain Film Festival. En 1986, el Banff Centre organizó la primera gira mundial del festival. Así es más o menos la historia. Aunque falta un pedacito.
El Banff en Argentina
En el año 2001, la revista Tiempo de Aventura llevaba tres años en los kioscos. Ocupaba un nicho de mercado pequeño: el de los amantes de actividades como trekking, kayak, bici de montaña, las expediciones, avistaje de fauna y todo lo que tuviera que ver con las salidas a la Naturaleza. Alguien en la revista pensó que era una buena idea traer el Banff a la Argentina e invitar al público fiel de Aventura. Así fue que se tramitaron los permisos y, con el apoyo de la Embajada de Canadá en Argentina, se organizó por primera vez el Banff Mountain Film Festival World Tour en nuestro país. Fueron dos fechas: el 8 de septiembre en Bariloche, y el 18 y 19 del mismo mes en el cine del Solar de la Abadía, en Buenos Aires. Una de las películas que más emoción generó fue Shishapagma, a celebration of life, dirigida por Michael Brown (aquella expedición pretendía subir el Shisha y bajarlo esquiando, pero en el intento murieron Alex Lowe y David Bridges). Las fotos de aquella primera vez del Banff en Argentina muestran una sala llena, con personajes como Nicanor González del Solar, Dolores Avendaño, Marcos Couch, Pablo Basombrío y Sebastián Tagle. Entre quienes organizaban toda la logística estaba Carmen Ochoa, quien aún hoy está a cargo del festival. Muchos años después, y con la revista Aventura ya fuera de circulación, Francisco Zamudio tomó la posta y hoy es quien está al frente del festival. Toda la info para las proyecciones de este año la encuentran en este link. Y colorín colorado…