La pregunta es real. «Queremos ir a Cataratas. ¿Cuántos días conviene ir?» «Da para ir a Bariloche por un fin de semana?» «Nos queremos ir un fin de semana. Tiene que ser cerca de Buenos Aires.» Diría que una vez por semana, algún amigo me hace este tipo de preguntas, y se me ocurrió contar mis últimas cinco recomendaciones. ¡Capaz te sirve a vos!
Escribe Guille Gallishaw
Diego. Iguazú.
Mi amigo Diego (42) vio un pasaje barato por Falybondi a Iguazú. «¿Cuántos días me voy y qué hago allá?», me preguntó. Era un plan familiar, ya que iría con Lichi (34) y sus dos niñas (Juana de 5 e Isa de 7). Le recomendé pasar tres días completos allá. Y, como no conocía, le tuve que explicar todo. El Parque Nacional Iguazú (Misiones) centra sus actividades en la zona de las Cataratas, aunque es mucho más grande y protege lo poco que queda de selva paranaense. «Tené en cuenta que está todo muy preparado para el turista: la cuidad de Puerto Iguazú tiene muchos hoteles y de diferente categoría; hay transfers al Parque a toda hora y está a menos de 10 minutos; dentro del Parque tenés un par de lugares para comer, no son de lo mejor, pero conseguís comida como para poder pasar el día entero», fue lo primero que le dije. Y, básicamente, le armé un plan así. Un día tomátelo para recorrer las pasarelas. Es para ir tranquilo, más si vas con las niñas. Es un paseo de a pie, que te lleva a lo más impactante de los saltos. Te vas a mojar, con lo cual, llévense un impermeable. El segundo día podrías hacer un paseo que se llama La Gran Aventura; es una excursión que primero vas en un camión 4×4 por la selva, y te van contando cosas de animales, árboles y demás. Llegás a un embarcadero, y de ahí te llevan en lancha hasta los saltos. Te mojás completo, pero es lo mejor del viaje. Es un plan de un par de horas, o sea, medio día. El resto del día lo podés aprovechar para andar en el trencito ecológico, que va por el medio de la selva y a las niñas les va a copar. El último día iría a la Garganta del Diablo, que es una excursión aparte, porque queda un toque más lejos. Y eso fue todo lo que le dije. Luego, que el viaje te sorprenda.
Tati. Frey.
Esta recomendación requería que me esmerara con mis consejos, ya que Tati (34) ya conocía la zona, aunque hacía varios años que no iba. Su plan era ir con Tomi (26), su novio, a alguno de los refugios de montaña que hay en la zona de Bariloche. Otro dato: Tomi no había hecho nunca un trekking. Y otro: no contaban con vehículo propio. El sistema de sendas del Club Andino Bariloche está muy bien preparado para recibir caminantes: los senderos tienen buena cartelería con indicaciones claras, los refugios ofrecen servicios de pernocte y comida, y son transitados casi todo el año, con lo cual, te cruzás con gente pensando en algún posible inconveniente. Les recomendé el Refugio Frey por varias razones: llegás en colectivo al inicio de la senda (te deje en la Base del cerro Catedral); es de dificultad media, eso quiere decir que, más allá de algunas trepadas exigentes, es apto para casi todo público; el refugio en sí mismo es bellísimo y está rodeado de un paisaje alucinante, con las agujas del Catedral de fondo, y a la vera de la laguna XXXXX. Les recomendé que salieran cerca del mediodía y se llevaran algo para picar en el camino (sánguches, frutos secos, fruta); yendo tranquilos, parando a sacar fotos y a contemplar el paisaje, demorarían cinco horas. También les sugerí que, antes de ir, reservaran cama en el refugio a través de la página web del Club Andino; allí te sirven desayuno, almuerzo y cena, aunque también podés cocinarte. Respecto de la ropa, Tomi estaba preocupado porque no tenía botas de trekking; le dije que fuera con cualquier zapatilla de running que tuviera (no es lo ideal, pero van bien). Y siempre, checar el pronóstico: lo único que puede arruinarte la salida es una lluvia torrencial, porque estarás mojado y, con el frío, podés pasar un mal momento. Por lo demás, que el viaje los sorprenda.
Feli. Catamarca.
Creo que es la recomendación que más disfruté, porque Antofagasta de la Sierra y el altiplano de Catamarca es de mis lugares favoritos. Mi prima Felicitas (40) quería ir con sus amigas fotógrafas Lola y Agnes a la zona de Antofagasta de la Sierra, una de las zonas más despobladas de Argentina. Iban en una 4×4 y contaban con una semana: vehículo y tiempo ideales. Lo primero que les anticipé fue que la mayor parte del viaje estarían por encima de los 3500 metros sobre el nivel del mar, con lo cual, debían mantenerse bien hidratadas (3 a 4 litros de agua por día, el mejor remedio para no sufrir mareos o malestares). Además, es clave ir subiendo de a poco, para que el cuerpo se adapte; por eso, les aconsejé que pasaran la primera noche en Belén. «A pocos kilómetros de ahí, sale la ruta 43, que es la que lleva hasta Antofagasta. Desde hace un tiempo, está asfaltada, pero suele tener tramos en reparación, así que vayan siempre con cuidado», fue lo primero que les dije. Les había recomendado que estuvieran el 1 de agosto en el poblado de Laguna Blanca, donde hay una celebración bien auténtica de La Pachamama. Y les di dos recomendaciones más: que vayan al Campo de Piedra Pómez (yendo por la 43 y pasando El Peñón, a la izquierda sale una huella de 4×4 que te lleva; hay un cartel pequeño), y que contraten un guía local para que las acompañara al volcán Antofalla. «Un imperdible también es el Salar del Hombre Muerto, en el límite con Salta. Pero tengan cuidado porque es una ruta no transitada y, en invierno, suele estar tapada de nieve. Por lo demás, dejen que el viaje las sorprenda.»
Vane. Ballenas.
«Amigo, quiero ir con Max (40) y Carmela (6) a ver a las ballenas. ¿Qué recomendás?». Les recomendé esto: vayan en septiembre u octubre que, además de haber ballenas, llegan los primeros pingüinos; lo mejor es pasar tres días dentro de la Península Valdés, durmiendo en Puerto Pirámides, y les recomendé que alquilen un auto en Puerto Madryn, para que tengan movilidad propia; uno de los días, tienen que contratar la navegación para ir al golfo a ver las ballenas; los otros dos días, que se los tomen para recorrer la península e ir a lugares como Punta Norte, Caleta Valdés y Punta Norte; y que traten de motivar a Carmela contándole de los animales que hay, y que ella los vaya identificando: guanacos, maras, aves, lobos y elefantes marinos; pueden volar a Madryn, pero también les sugerí que miren pasajes a Trelew, que está cerca y, a veces, el pasaje es más económico. Por lo demás, que el viaje los sorprenda.
Ceci. Viaje a Salta y Jujuy.
Ceci (43) es otra prima mía, y está en pareja con Sebastián hace unos meses. Ya tienen pasaje comprado para ir a Salta y Jujuy, pero no tienen idea qué hacer allá; para ambos, será la primera vez que van al NOA. Así que mis consejos fueron muy elementales: recorrer algunos lugares tradicionales, para que tengan una experiencia cercana con el NOA. En Salta, les recomendé que visiten el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM): el recorrido es autoguiado y te da una buena perspectiva de los primeros habitantes de la zona; además, se exponen (de una a la vez) las tres momias incas encontradas en el volcán Llullaillaco (la Niña del Rayo, la Doncella y el niño). Con un día en ciudad de Salta es suficiente para caminarla y adaptarse al clima. Como cuentan sólo con una semana de tiempo, les propuse que tomen un colectivo que los lleve hasta Cachi, en la zona norte de los Valles Calchaquíes. El viaje desde Salta es, de por sí, una experiencia bellísima porque pasan de la densa selva de montaña (yungas) a la aridez de los valles, pasando por la Cuesta del Obispo. En Cachi, podrían ir hasta el Ovnipuerto y hablar con Antonio Zuleta (especialista en ovnis), y tomar un colectivo hasta Seclantás o Molinos, para ver un poco de la zona del gran valle Diaguita Calchaquí. Y, en Jujuy, me limité a que visiten los lugares más conocidos: Purmamarca y el cerro de los Siete Colores; el salar Salinas Grandes (contratás un remis) y Tilcara. Les pasé el contacto de mi amigo Victor Cuezzo, que es guía y vive en Tilcara. Víctor los puede llevar a la comunidad de Hornaditas, para que conozcan pobladores locales como la familia Lamas (Clarita y Héctor), y a que conozcan la impactante formación montañosa de El Hornocal. Sin dudas, el NOA es un viaje que te permite sorprenderte a cada paso.✪