UNIVERSO FEDEVIAJES

Lista de deseos: hacer un rafting

Si estás por viajar al NOA o a la Patagonia, tal vez te sirva esta idea: rafting full pack. En esta nota, Fede te cuenta cuál es el origen, porqué se le dice aguas blancas y cuáles son las opciones más espectaculares en el Norte y Sur del país. Bonus track: el testimonio de dos de los mejores guías del país.


Escribe Fede Svec. Fotos gentileza Salta Rafting y Alejandro Rosales 

De pronto se siente como si un par de gigantescas manos invisibles atrapasen el bote, que se sacude, salta, gira, se eleva, se hunde y se vuelve a elevar. Un rugido atronador, como salido de las entrañas de un dragón, tapa todos los sonidos, incluyendo los propios gritos de sorpresa, alegría o susto. El tiempo parece correr a otra velocidad. ¡Bienvenidos al turbulento mundo de las aguas blancas!, una fluida fuerza bruta de la Naturaleza, llena de fascinantes promesas líquidas de aventuras.

Se le llama aguas blancas a los ríos con rápidos: el intenso caudal suele chocar con rocas y, al hacerlo, las aguas aceleran su velocidad de descenso, tomando una tonalidad bien clara. Una excelente opción para acercarse a este universo es el rafting, una actividad ideal para practicarla en verano, y que tiene su buena cuota de adrenalina y diversión.

La palabra rafting viene del inglés raft, que significa balsa. Su origen nos traslada al mundo del viejo Oeste, las antiguas balsas de troncos atados entre sí, y a los raiders o balseros, personajes que se dejaban deslizar río abajo sobre ellas. Los raiders comenzaron a usar este método para transportar los árboles que eran talados hasta los aserraderos. Claro que esas primitivas balsas de troncos no tienen mucho en común con las modernas balsas inflables que hoy se usan en el rafting, pero las dificultades que debían sortear, el vértigo y las emociones experimentadas por los raiders eran muy similares.

Allá por 1840, Horace H. Day inventó las balsas construidas con tubos inflables de caucho natural. Sin embargo, la historia del rafting moderno comenzó cien años después, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. Resulta que los sobrantes de botes inflables con forma de canasta (que habían sido diseñados para realizar ataques sorpresa por parte de las fuerzas especiales de los comandos), se empezaron a usar en los rápidos como una forma de recreación en el tiempo libre. La popularidad del rafting llegó en la década de 1950 y los antiguos botes con forma de canasta comenzaron a reemplazarse con botes de nuevos diseños, formas rectangulares y otros materiales que los hacían más resistentes, maniobrables y seguros.


El mundo de las aguas blancas

En los ríos con rápidos tenemos, básicamente, dos tipos de embarcaciones: los kayaks de aguas blancas y los botes inflables de rafting. Los kayaks individuales requieren de un aprendizaje técnico; con ellos, los kayakistas encaran desafíos extremos: los ríos más salvajes y de mayor dificultad. Con estos kayaks, la actividad llega a ser un deporte extremo.

En cambio con las balsas de rafting, cualquier persona puede tomar su primer contacto con las aguas blancas, en un grupo guiado por un experto de la actividad, que es el capitán a bordo.

Consultamos a dos de estos expertos, pioneros y referentes del deporte, para que nos cuenten todos sus detalles. Y de la gran cantidad de lugares que hay en Argentina para practicarlo, vamos a elegir dos: uno en el NOA y otro en Patagonia.


Rafting en el Juramento

Uno de estos expertos es Sergio Barthaburu, aunque todo el mundo le dice Grillo. Como  instructor y guía, Grillo tiene una enorme experiencia técnica, desarrollada en ríos míticos como el Zambezi y el Nilo en África, el Amazonas de Brasil, el Colca de Perú, o el viejo Bio Bio de Chile, entre muchos otros. Y entre sus certificaciones está la de ser instructor de rafting de la International Rafting Federation.

“Me dedico mucho al kayak de aguas blancas desde 1982. Hice mis primeros descensos del Río Juramento, en Salta, en el año 1984. Tenía el anhelo de difundir este deporte que, en ese entonces, era desconocido en el ambiente turístico; también quería ofrecer al viajero un servicio de calidad.

La actividad que hacemos consiste en descender en balsas por los rápidos del río Juramento, el cual está catalogado con un grado de dificultad III, que permite lograr un equilibrio justo entre la aventura y la seguridad, ideal para toda la familia, para grupos de amigos, para cualquiera que quiera disfrutar un rato en el agua…

Bajar esta sección del río Juramento lleva unas dos horas y tiene 10 rápidos clase III: La Isla, La Cruz, Snack, Piedra Blanca, El Largo, Presidio, 7 Colores, La S, Crestón y Casa de Cóndor.

El Crestón se llama así por que allí se forma la ola más grande del río, y simboliza la montaña más alta de esta zona que es el cerro Crestón -de 3800 msnm –, que divide el valle de Sianca, con el dique Cabra Corral. El Presidio es porque las montañas en ese lugar tienen una altura de 500 metros desde el nivel del río y se encuentran cortadas a plomo, imposibles de acceder…”

La frutilla del postre para terminar un día de aventura es volar sobre el Cañón del Juramento. Hay dos espectaculares circuitos de canopy, y uno es el más grande de Sudamérica.

“Nuestros circuitos de canopy comienzan con una charla instructiva sobre la actividad y el uso apropiado del equipo, para que puedas disfrutar de esta experiencia de aventura, sintiéndote seguro y cómodo. Salimos hacia un cerro donde comenzamos un trekking de 15 a 20 minutos de ascenso, hasta la primera plataforma, con una vista espectacular de todo el cañón del río Juramento. Ahí comienza el recorrido por los cables de acero. El primero sirve para probar la técnica y tomar confianza en el equipo. El cable más alto tiene 200 metros de altura sobre el nivel del río y hay distintas longitudes, siendo el más largo el de 600 metros, lo que nos permite llegar a viajar a unos 35 kilómetros por hora ¡con una increíble sensación de volar!  En cada plataforma tenemos la posibilidad de disfrutar del paisaje. Tenemos un recorrido de 9 cables, más demandante, que se llama Vuelo del Cóndor. Nos va a llevar unas dos horas y media recorrer, y otro menos exigente de 4 cables, para el cual vamos a tardar hora y media.”

Para llegar hasta Salta Rafting, el camino pasa por el dique Cabra Corral, la principal reserva hídrica del Noroeste Argentino, y el segundo embalse más grande de Argentina, superado sólo por El Chocón sobre el río Limay, en las provincias de Neuquén y Río Negro. El embalse es inmenso, tiene varias islas y hay sectores aún muy poco visitados; el entorno natural es majestuoso y sólo la belleza del paisaje hace que valga la pena visitar Cabra Corral. Hay muchas actividades náuticas, paradores y alojamientos para disfrutar.


Rafting en el Río Manso

Nuestro segundo experto es Alejandro Rosales, pionero en las actividades de aguas blancas en el país y, particularmente, en la región patagónica. El clásico de los clásicos en la región es el Manso Inferior (Clase II-III), un programa que ofrece Extremo Sur, la empresa de salidas organizadas con más experiencia en la Patagonia.

“Los ríos del Parque Nacional Nahuel Huapi brindan un escenario ideal para la práctica del rafting y del kayak –explica Rosales -. Sus aguas prístinas hacen que este sea uno de los pocos lugares en la Tierra donde aún se puede beber desde el bote mientras remamos.

Para hacer el rafting salimos de Bariloche

por la ruta 258 y nos dirigimos hacia el Lago Steffen, pasando por los lagos Gutiérrez, Mascardi y Guillelmo. Una vez en el Steffen, aproximadamente al mediodía, nos vestimos con la ropa que vamos a usar para la navegación.

Tras una breve charla de seguridad, estamos preparados para comenzar el descenso del río Manso Inferior. Rodeados de altas cumbres y el esplendor del bosque andino-patagónico, nuestra balsa es llevada por la corriente, mientras observamos la flora del Parque Nacional, con especies como coihue, ciprés, arrayán, maitén o radal. Tras aproximadamente una hora y media de navegación nos detenemos en una hermosa playita de arena para un almuerzo tipo picnic. Alrededor de las 15.00 estamos listos para reanudar la navegación. A partir de aquí, el Manso se torna cada vez más emocionante. Uvasal, Banda de Billar, Diente de Hipopótamo, Montaña Rusa y Roca Magnética son algunos de los rápidos que navegaremos.

En los meses de verano el sol nos invitará a disfrutar de un chapuzón en los tibios remansos que forman las aguas del río. Es clásico combinar el rafting con otras actividades como un trekking o la pesca con mosca, si se va en temporada.”

Para los que quieran aún más emociones, el rafting Río Manso a la Frontera es el siguiente paso en la búsqueda de adrenalina. Es un viaje que te llevará al límite con Chile navegando 12 kilómetros por los mejores rápidos Clase III y IV (imaginate que uno de ellos se llama Intestino del Diablo). Pasan a través de estrechos cañones rodeados por la vegetación exuberante de la selva valdiviana.

Hay otra actividad nueva y exclusiva que ofrece Alejandro Rosales. Es el SUP Rafting en el Río Limay (acaso uno de los ríos más preciosos de nuestro país, con el Valle Encantado como escenario de El Señor de los Anillos). A sólo 30 minutos de Bariloche, esta excursión navega sobre una enorme tabla inflable, y dura poco más de 4 horas. El río de estepa con aguas cristalinas tiene buen caudal y corre por momentos a más de quince kilómetros por hora en los rápidos de clase 1 y 2. Son nueve kilómetros de Stand Up Rafting rodeados de impactantes formaciones de roca volcánica, con paredes que caen a pico sobre el agua.

Así que si andás buscando conectar con las aguas blancas y su intensa energía, pues acá te dejamos dos opciones bien distintas de nuestro país. Aunque, por supuesto, hay muchas más. Sólo tenés que buscar y encontrar la que más te guste. ✪



 

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