AMBIENTENOTICIAS

La mejor noticia para la Naturaleza

El domingo 17 de enero nos fuimos a dormir con una noticia emocionante: liberaron a dos cachorros de yaguareté en Corrientes. Se trata de la mejor noticia para el medio ambiente en muchos (¡muchos!) años. El felino más grande de Sudamérica se extinguió completamente hace 70 años en esa provincia y, después de un larguísimo trabajo, hoy vuelve a caminar libre por los Esteros del Iberá. Pero, ¿por qué es taaaan importante esta noticia? Pues te lo contamos en este artículo.


Escribe Guillermo Gallishaw. Las fotos son gentileza de Fundación Rewilding Argentina

La historia es así. Resulta que hace 70 años, el yaguareté se extinguió en Corrientes. Pero hace diez años, la Fundación Rewilding Argentina se propuso traerlo de vuelta llevando a cabo un proyecto único en el mundo. Construyeron unos inmensos corrales en una isla de los Esteros del Iberá, llevaron yaguaretés macho y hembra que vivían en cautiverio y, después de muchas idas y vueltas, tuvieron sus crías. Estos cachorros nacieron sin contacto con seres humanos, y ayer fueron liberados. Ese es el resumen de la historia, pero la película completa es alucinante. Lean.

 


Porqué es importante que una especie no se extinga

Es la mejor noticia medioambiental de los últimos años en nuestro país. ¿Por qué? Primero, porque no es una promesa, sino algo concreto. Segundo, porque es una acción con incidencia directa sobre el medio ambiente.

Pero, para entender mejor, le pregunté por este tema a Verónica Quiroga (Doctora en Biología, estudia al yaguareté en la zona chaqueña desde hace más de 15 años y forma parte de Proyecto Yaguarete). Quería saber exactamente qué significa que una especie desaparezca.

“El primer motivo por el cual es importante que una especie no debe extinguirse, como siempre digo, es por su valor intrínseco como tal, como ser viviente. Y por el derecho que tenemos todos de poder disfrutar de cada especie viviente y su belleza, ahora y a futuro. Eso creo que podría ser motivo suficiente.

En segundo lugar, o una explicación más científica, es que es importante que las especies no se extingan por el papel que cada una cumple en el ecosistema. Todas las especies cumplen un rol manteniendo el equilibrio del ecosistema y algunas, como los predadores tope -el yaguareté, por ejemplo – tienen papeles clave, regulando, por ejemplo, las poblaciones de otras especies que están por debajo de él en la pirámide alimenticia. Cuando una especie se extingue por causa del hombre, y no por procesos naturales, es decir de forma acelerada y sin responder a causas evolutivas o adaptativas naturales, sino por consecuencia de un mal uso de los recursos naturales, ahí se produce un desequilibrio en  todo el ecosistema.”

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Hace seis años publicamos una investigación sobre el estado de la población de yaguaretés en Argentina (este es el LINK). En ese artículo, el periodista Juan Martín Roldán hacía unas estimaciones y ponía estas cifras: 1824 = 27.414, 1970 = 1446, 2014=200.

“El de 1824 sale de un dato aportado por el naturalista francés Alcides D’Orbigny, quien dice que en ese año salieron de Buenos Aires 9138 pieles de yaguaretés; mi cálculo, caprichoso, sale de multiplicar esa cantidad por tres, para dar un dato aproximado de la abundancia de la especie en los tiempos fundacionales de nuestro país. Lo mismo hice para estimar su presencia en 1970, basado sobre los 482 cueros que Juan Carlos Chebez dice que se exportaron en ese año. ¡Casi 500 tigres cazados, hace apenas 44 años! El dato actual es certero, brindado por los biólogos que están trabajando con la especie; las estimaciones más optimistas hablan de no más de 250 ejemplares en todo el país, repartidos en los tres ambientes en los que hoy se lo encuentra: la selva misionera (aproximadamente 50 individuos), la región chaqueña (alrededor de 20) y las yungas (cerca de 150). Si seguimos la lógica histórica, para 2030 no cabe esperar otro resultado que la extinción.”

Por eso decía más arriba que la vuelta del yaguareté a Corrientes es la mejor noticia medioambiental de los últimos años. No es una promesa, no es un proyecto a futuro, no es una idea. Es algo concreto. Pero, claro, esta liberación no se logró así nomás.


Los primeros pasos del proyecto

Diez años atrás, la Fundación Rewilding Argentina pensó en un proyecto de reintroducción del yaguareté en Corrientes. Construyeron unos mega corrales en una isla de los Esteros del Iberá, y la idea era llevar yaguaretés que vivieran en cautiverio, para que luego se reprodujeran.

Cuando visité el lugar en 2014, me quedé mudo. Me pareció estar en Jurassic Park. Los corrales son altísimos. Volamos el drone y, desde el aire, no se alcanzaba a ver el final. Me acuerdo de pensar «ojalá esto funcione». Pero lo que más me daba vueltas por la cabeza era la mente de quien pensó todo esto, hace muchos años atrás. ¿Conocen a Douglas Tompkins? Pues él fue el ideólogo. Su proyecto era tan simple como ambicioso: comprar tierras, recuperarlas ambientalmente, darle valor a la gente del lugar y, más luego, donar esas tierras a Parques Nacionales. Eso logró hacer en Iberá, y la liberación de jaguares podría ser la culminación de su proyecto. Pero la historia de Tompkins merece un artículo aparte. Volvamos a la isla San Alonso.

Ese día de primavera, el sol pegaba fuerte. “Si te parece que hace calor, no sabés lo que es el verano”, me había dicho Matías Rebak, fotógrafo de Rewilding Argentina.

Me costaba imaginar a todo el equipo de baqueanos, biólogos y voluntarios trabajando en semejante obra. En ese momento, quien estaba al frente del proyecto de reintroducción del yaguareté era Karina Sp⍉rring, y esa tarde de septiembre charlamos largo rato. Pude conocer a Tobuna y a Nahuel, los primeros ejemplares traídos de zoológicos en préstamo reproductivo, que recién habían llegado a Iberá. Vi a Tobuna a menos de un metro, detrás del alambrado, y me quedé alucinado.

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“El jaguar se extinguió hace 70 años en Corrientes, y nuestra esperanza es traerlo de vuelta para recuperar el equilibrio del ecosistema de Iberá”, me había dicho Karina (arriba dejamos el video de ese momento). Repaso esa y otras entrevistas sobre el tema, y todas y todos me hablan de la importancia del equilibrio del ecosistema. Y pensaba que, para quienes vivimos en ciudades, parece que nos resulta imposible ver la magnitud del problema: perdemos ecosistemas y eso pareciera no afectarnos.

“La gente que vive en las ciudades tiende a desvincularse tanto de las causas, como de las consecuencias, del desequilibrio en los ecosistemas naturales -explica Verónica Quiroga -. Y eso es un grave error, ya que de ese equilibrio de los ecosistemas depende nuestra calidad de vida en las ciudades (el aire que respiramos, los alimentos que comemos, el agua que bebemos, etcétera). La pérdida de especies y el consiguiente deterioro de los ecosistemas debido a estas pérdidas, nos afecta directa e indirectamente a todos. Al perderse especies, se pierden también ambientes particulares que dependen de alguna manera de la existencia de esas especies, con estos desequilibrios se pierden recursos y servicios ecosistémicos de los cuales todos, en el campo o en la ciudad, dependemos, por ende se pierde calidad de vida.

Por eso es tan importante no perder la conciencia de lo estrecha que es la relación de cada uno de nosotros con la naturaleza y las especies que alberga, y tomar conciencia de que, tarde o temprano, esas pérdidas nos van a afectar a todos.”


Foto de Matías Rebak – Rewilding Argentina

El Yaguareté y los correntinos y correntinas

“Los primeros en salir de los enormes corrales del Centro de Reintroducción de Yaguareté en el gran Parque Iberá fueron los cachorros Karai y Porã, nacidos a mediados de septiembre del 2020, y su madre Mariua. La familia se desplaza ahora a sus anchas en el humedal correntino”, dice la gacetilla de prensa de Rewilding Argentina. Lo vuelvo a decir: es la mejor noticia medioambiental de los últimos años para nuestro país, para toda la región. Pero hay otro dato central: la Fundación hizo (y viene haciendo hace muchos años) un trabajo fuerte de comunicación con los pobladores del Iberá. Este último tiempo, el foco estuvo puesto en explicarles cómo sería la liberación de los yaguaretés, y qué hacer si ven uno. Pero también para escuchar a los pobladores y volver a darle valor a su identidad, a su cultura, a sus costumbres. Y dentro de esa identidad, el yaguareté ocupa un lugar central.

“Sin embargo, el proyecto nunca podría haber visto la luz si no fuera por el involucramiento del pueblo correntino en general, y los habitantes del Iberá en particular. Es que el yaguareté ha sido un elemento destacado de la cultura de estas tierras y el correntino se identifica con la bravura, el orgullo y el espíritu libre de este magnífico animal. Sin dudas este evento será reconocido internacionalmente como una hazaña correntina, que devuelve al ecosistema a una especie clave desde el punto de vista ecológico, pero también a un ícono cultural que ayudará a mantener vivo al espíritu de los esteros.” Me pareció el mejor cierre para este artículo. Si llegaste hasta acá, ¡gracias por leer! ✪



 

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