No es suficiente para conocerla a fondo, pero 24 horas son buenas para para caminar la segunda ciudad más grande del país, para comer rico, conocer de historia y vivir la mejor noche de la Argentina (lejos). Vení, ponete la mochila y descubramos Córdoba como más nos gusta: caminando, preguntando, hablando, viviéndola.
Escribe y saca fotos Guillermo Gallishaw 📝📷
El vuelo de las siete y cinco de la mañana de Aerolíneas Argentinas tiene una contra y una ventaja. Lo malo es que, como mínimo, tenés que estar a las seis en Aeroparque, con lo cual, deberías levantarte, dependiendo de dónde vivas, cerca de las cinco de la madrugada. Lo bueno es que a las nueve de la mañana estás caminando las calles de la ciudad que fue fundada hace 444 años: el 6 de julio de 1573, por Jerónimo Luis de Cabrera. Todo lo que sucedió después de aquella fecha, tuvo un ritmo vertiginoso que nosotros revivimos en este hiking urbano.
La chica que nos guía cuenta que la ciudad de Córdoba es una especie de cuadrado de 24 kilómetros por lado, atravesado por el río Suquía. El centro geográfico es la plaza San Martín, justo por donde empezamos nuestro recorrido. Al finalizar el día y después de haber recorrido física y mentalmente la historia de Córdoba Capital, me van a dejar pensando varias cosas:
✔️ La influencia de la Compañía de Jesús en la historia de la ciudad
✔️ Los indicadores de que estás en una urbe de cuarto siglos y medio de vida
✔️ Los comechingones que vivían acá cuando llegaron los españoles
✔️ La importancia que tuvo y tiene la Universidad de Córdoba
✔️ La arquitectura monumental de algunas iglesias
Mientras caminamos bien al estilo turista, me doy cuenta de que la ciudad sigue su ritmo intenso, el que le imprime su millón y medio de habitantes. Pero me gusta sentirme turista cuando todos andan en otra. Entramos a la Catedral y la guía nos cuenta que la empezaron a construir en 1582, y la inauguraron oficialmente en 1706. La cúpula (que la pueden ver en el video que grabamos) se construyó después y en ella trabajaron muchos comechingones, que eran excelentes artesanos. Entre la Catedral y el Cabildo hay un callejón de adoquines; se llama Pasaje Santa Catalina y después de que lo atravesamos, damos con una zona atestada de gente y de vendedores ambulantes. Hay barullo y nosotros lo atravesamos para, finalmente, entrar a la Manzana Jesuítica, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Antes pasamos por la entrada de la Universidad y respiro ese soñador espíritu que brota en las facultades.
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Mitad de jornada, o MEDIODÍA
Pasada la hora del almuerzo, volvemos al hotel con muchas ganas de comer. Nos hospedamos en el Azur Real Hotel Boutique y allí nos dan a elegir entre
Entrada: 1. Sofrito, huevos, hongos, papas. 2. Cremoso de coliflor y mariscos.
Principales: 1. Pollo, maíz, chorizo colorado. 2. Pasta, hongos, ricota, espinaca. 3 Pesca, garbanzos, humus.
Postre: 1. curd de leche, polen, mascarpone. 2. café, cacao, mantecol.
¡Me gustaba todo! Al final, me decídí por 1, 3, 2.
De gira por calle Güemes: la noche cordobesa
Como nos habíamos levantado muy temprano, nos dormimos una siesta. En realidad, también queríamos descansar un rato porque teníamos plan para la noche. El mismo Diego García, gerente del Azur, nos había prometido una salida por los bares de la famosa calle Güemes. Y les aseguro que no nos defraudó. Primero nos presentó a Sebastián Gullo, un joven emprendedor que, junto a un puñado de amigos, crearon diferentes bares, cada uno con estilo propio: diseño, arquitectura y propuesta coctelera y gastronómica… impecables. Y los recorrimos a todos: Dada Mini, Milk, Gordó, Capitán, Brunchería y Apartamento. En Capitán(foto, abajo, derecha) te sirven birra artesanal, que nosotros acompañamos con unas papas con cheddar y panceta. De allí pasamos por Bordó (foto, abajo, izquierda), el que más me gustó: nos sirvieron un tapeo exquisito y nos guiaron en una degustación de vinos. Dadá Mini, creo, es el más relajado y con más onda: tocan bandas under, hay arte por todos lados y es donde nació el proyecto de Sebastián Gullo y sus amigos.
Después de haber caminado la ciudad de día y de noche, nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente, desayunamos en el Azur Real Hotel (rico y completo desayuno) y nos fuimos para el lado de las Sierras Grandes. Por eso decía que Córdoba es, en esencia, completa: su historia es centenaria, su capital es cosmopolita, tiene una noche con identidad propia y las Sierras Grandes a pocos kilómetros y por un camino siempre atractivo. ✪